Lo más increíble, es que una vez más todo el peso de la ley no caiga sobre estos defraudadores. ¿Tiene que morir alguien para que se haga algo al respecto?
El Juzgado de lo Penal número 1 de Córdoba sentará en el banquillo a un acusado de un delito continuado de intrusismo por, supuestamente, hacerse pasar por el odontólogo del centro penitenciario cordobés.
Según el escrito de conclusiones de la acusación particular, la persona que se ocupa de la salud bucodental de los reclusos sorprendió al falso dentista «in fraganti» el 3 de noviembre de 2011, cuando acudió al complejo carcelario, como venía haciendo desde hace 18 años para atender a sus pacientes.
Fue la funcionaria del control de acceso la que advirtió al profesional de la presencia del procesado. Entonces, el odontólogo se dirigió hacia el gabinete dental de la cárcel «y sorprendió al encausado atendiendo a un paciente, que estaba sentado en el sillón y con varias prótesis encima de la mesa», recoge el escrito, que añade que «además, había varios internos en la sala de espera para ser atendidos por el inculpado» en esta causa.
La acusación particular estima que el acusado acudió al centro penitenciario en, al menos, una veintena de ocasiones «para realizar tratamientos bucodentales mediante prótesis a los internos, tratamientos para los que, en definitiva, no posee el título académico necesario», considera en su escrito.
Así, estima que el «falso» dentista debe ser condenado a pagar una multa de doce meses con una cuota diaria de 15 euros. La Fiscalía, por su parte, considera que no hay delito, y que el acusado solo fue a prisión a llevar a un interno una prótesis prescrita por un profesional.